lunes, 17 de octubre de 2005

17 de octubre de 1945

En aquel 17 caluroso, pesado, con presagio de una tormenta que no se desato, la historia argentina daba vuelta una pagina esencial. El General Perón se dirigia al pueblo así:

"Trabajadores: Hace casi dos años, desde estos mismos balcones, dije que tenia tres honras en mi vida: la de ser soldado, la de ser un patriota y la de ser el primer trabajador argentino. Hoy, a la tarde, el Poder Ejecutivo ha firmado mi solicitud de retiro del servicio activo del Ejercito. Con ello he renunciado voluntariamente al más insigne honor a que puede aspirar un soldado: Llevar las palmas y los laureles de General de la Nación. Lo he hecho porque quiero seguir siendo el Coronel Perón y ponerme con este nombre al servicio integral del autentico pueblo argentino.
Dejo, pues, el honroso y sagrado uniforme que me entrego la Patria, para vestir la casaca del civil y mezclarme con esa masa sufriente y sudorosa que elabora en el trabajo la grandeza del país.
Con esto doy mi abrazo final a esa institución que es el puntal de la Patria: el Ejercito. Y doy también el primer abrazo a esta masa inmensa que representa la síntesis de un sentimiento que había muerto en la Republica: la verdadera civilidad del pueblo argentino.
Esto es pueblo; esto es el pueblo sufriente que representa el dolor de la madre tierra, a la que hemos de reivindicar. Es el pueblo de la Patria, el mismo que en esta histórica plaza pidió frente al Cabildo que se respetara su voluntad y su derecho. Es el mismo pueblo que ha de ser inmortal, porque no habrá perfidia ni maldad humana que pueda someter a esta masa grandiosa en sentimiento y en numero. Esta es la verdadera fiesta de la democracia, representada por un pueblo que marcha a pie durante horas, para llegar a pedir a sus funcionarios que cumplan con el deber de respetar sus auténticos derechos.
Muchas veces he asistido a reuniones de trabajadores. Siempre he sentido una enorme satisfacción, pero desde hoy sentiré un verdadero orgullo de argentino porque interpreto este movimiento colectivo como el renacimiento de una conciencia de los trabajadores, que es lo único que puede hacer grande e inmortal a la Nación.
Hace dos años pedí confianza. Muchas veces me dijeron que ese pueblo, por el que yo sacrificaba mis horas de DIA y de noche, habría de traicionarme. Que sepan hoy los indignos farsantes que este pueblo no engaña a quien no lo traiciona. Por eso, señores, quiero en esta oportunidad, mezclado con esta masa sudorosa, estrechar profundamente a todos contra mi corazón, cómo lo podría hacer con mi madre.
Desde esta hora, que será histórica para la Republica, que sea el coronel Perón el vinculo de unión que haga indestructible la hermandad entre el pueblo, el ejercito y la policía; que sea esta unión eterna e infinita para que este pueblo crezca en esa unidad espiritual de las verdaderas y autenticas fuerzas de la nacionalidad y del orden; que esa unidad sea indestructible e infinita para que nuestro pueblo no solamente posea la felicidad sino también sepa defenderla dignamente. Esa unidad la sentimos los verdaderos patriotas, porque amar a la Patria no es amar sus campos y sus casas, sino amar a nuestros hermanos. Esa unidad, base de toda felicidad futura, ha de fundarse en un estrato formidable de este pueblo, que al mostrarse hoy en esta plaza, en numero que pasa de medio millón, esta indicando al mundo su grandeza espiritual y material.
Preguntan ustedes donde estuve. Estuve realizando un sacrificio que lo haría mil veces por ustedes.
No quiero terminar sin enviar un recuerdo cariñoso y fraternal a nuestros hermanos del interior que se mueven y palpitan al unísono con nuestros corazones, en todas las extensiones de la Patria. A ellos, que representan el dolor de la tierra, vaya nuestro cariño, nuestro recuerdo y nuestra promesa de que en el futuro hemos de trabajar a sol y a sombra para que sean menos desgraciados y puedan disfrutar mas de la vida.
Y ahora, como siempre, de vuestro Secretario de Trabajo y Previsión, que fue y que seguirá luchando a vuestro lado por ver coronada la obra que es la ambición de mi vida, la expresión de mi anhelo de que todos los trabajadores sean un poquito más felices.
Señores: ante tanta insistencia les pido que no me pregunten ni me recuerden cuestiones que yo ya he olvidado, porque los hombres que no son capaces de olvidar, no merecen ser queridos ni respetados por sus semejantes. Y yo aspiro a ser querido por ustedes y no quiero empañar este acto con ningún mal recuerdo.
Ha llegado ahora el momento del consejo. Trabajadores: únanse, sean hoy mas hermanos que nunca. Sobre la hermandad de los que trabajan ha de levantarse en esta hermosa tierra, la unidad de todos los argentinos. Diariamente iremos incorporando a esta enorme masa en movimiento a todos los díscolos y descontentos, para que, junto con nosotros, se confundan en esta masa hermosa y patriota que constituyen ustedes.
Pido también a todos los trabajadores que reciban con cariño mi inmenso agradecimiento por las preocupaciones que han tenido por este humilde hombre que les habla. Por eso les dije hace un momento que los abrazaba como abrazaría a mi madre, porque ustedes han tenido por mí los mismos pensamientos y los mismos dolores que mi pobre vieja habrá sufrido en estos días. Confiemos en que los días que vengan sean de paz y de construcción para el país. Mantengan la tranquilidad con que siempre han esperado aun las mejoras que nunca llegaban. Tengamos fe en el porvenir y en que las nuevas autoridades han de encaminar la nave del Estado hacia los destinos que aspiramos todos nosotros, simples ciudadanos a su servicio.
Sé que se han anunciado movimientos obreros. En este momento ya no existe ninguna causa para ello. Por eso les pido, como un hermano mayor, que retornen tranquilos a su trabajo. Y por esta única vez, ya que nunca lo pude decir como Secretario de Trabajo y Previsión, les pido que realicen el día de paro festejando la gloria de esta reunión de hombres de bien y de trabajo, que son las esperanzas más puras y más caras de la Patria.
He dejado deliberadamente para lo ultimo recomendarles que al abandonar esta magnifica asamblea, lo hagan con mucho cuidado. Recuerden que ustedes, obreros, tienen el deber de proteger aquí y en la vida a las numerosas mujeres obreras que aquí están.
Finalmente, les pido que tengan presente que necesito un descanso, que me tomare en Chubut para reponer fuerzas y volver a luchar codo con codo con ustedes, hasta quedar exhausto, si es preciso. Pido a todos que nos quedemos por lo menos quince minutos mas reunidos aquí, porque quiero estar desde este sitio contemplando este espectáculo que me saca de la tristeza que he vivido en estos días".

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Y yo que creí que venia a ver...nada...pero el que no nada se ahoga. Y me dije "Nahhh! hoy no puede dejar de escribir", entonces me di una vueltita...y la intuición me sigue funcionando. Excelentes los cuentos de su padre. A no ser que sean pocos, trate de no escatimar en trascribirlos y compartirlos, digo yo no?.
No vi la carpeta pero cuando era chica, alguien me enseño que tenia que hacer un nudo a un pañuelo y decirle algún conjuro ¿?... Uno le decía que no lo desataba si algo no aparecía, y no recuerdo si servia, pero si lo recuerdo...

SALVA TU PIEL dijo...

Chas gracias Ña Erik
Le hare llegar vuestro comentario al viejo, capaz que se decide a largarlos más rapido y no con cuentagotas.....
Pañuelo, pañuelo
te hago estos nudos
y declaro el conjuro

Era algo así no?
Que loco todo....

De repente, así cómo así
me encontre perdido
en esta enorme inmensidad
en este vacio total
sin lunas ni soles
sin sombras que reflejar
sin poderme encontrar
sin poderte encontrar
Transpiro, vivo.

Anónimo dijo...

Otra cosa que puede hacer cuando no encuentra algo(eso me decía mi abuela) es abrir una tijera en cruz, obviamente en algún lugar en donde no perjudique a los desprevenidos o bien, dar vuelta un vaso, en el medio de la mesa. ya sé, no es muy científico! pero no me quisiera quedar sin sus tan mentados escritos y menos ahora que se ha organizado. la verdá es que no me gusta que se pierdan las cosas, sobre todo las que valen la pena...

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