La tempestad

Acá estoy escuchando a este grande y dejando correr los dedos por el teclado; me voy a servir un buen whisky y propongo algo para leer. (Caramba, también descubrí que se han llevado los vasos de whisky...) Mejor no hablar de ciertas cosas....

LA TEMPESTAD

Con cuatro cosas locas
la tempestad fue pasando.
¡Cómo explicarte!
Después del mudo silencio
en que transcurren estos días,
mis desgarradores gritos
no hacen más que repetirme
que no estoy desacertado.

Cualquiera de tus momentos
que has vivido junto a mí
ya los has desechado a un costado.
De nada sirve tu ironía,
que envuelve mis sentidos,
llevándolos a tal agonía.
Ni mi letargo somnoliento,
que induce a mi pensamiento,
a creerme en una situación
que ya he superado.

¡Cómo explicarte!
Si no sé qué ocurre dentro,
muy dentro mío,
en el que distingo un mal,
más no se su causa
y menos cómo extirparlo.
No me pidas lo imposible,
o mejor dicho, pídelo,
pero no esperes nada.
En algún otro momento,
quizás,
más no hoy un todo
ya que ni un algo
puedo darte.

Con cuatro cosas locas
la tempestad esta amainando

¡Cómo explicarte!
Cuando las palabras suenan huecas
carentes de significado alguno
y sin destinatario cierto.
¿A que atribuirlo?
Cuando yo digo que quiero,
te haces la desentendida
y corres presurosa
a cerrar las puertas a mi espalda,
cómo escapándole a tu ser
para refugiarte en el llanto
y sentir
esa morbosa lástima
hacia tu persona.
¡Que de mis derechos!

Cuando al día siguiente
sigue el mismo canto en tu garganta,
el mismo desprecio en tu mirada,
el mismo despecho por mi persona.
¿Que de tus derechos?

Cuando la soledad invade el cuerpo
y corroe sus entrañas,
a tal punto,
a tal extremo,
en el que ya no han de sentirse
emociones válidas,
uno no es el mismo,
uno ya no es el mismo
que fue antaño
y no podrá pedírsele
que vuelva a serlo.

Con cuatro cosas locas
la tempestad paso
también lo nuestro, amor!

La Paternal 02-04-2010